Las tres edades de la mujer. Gustav Klimt, 1905. Maternar en estado depresivo es tal vez lo que más me ha costado en la vida. Porque no hay licencia médica que te permita hacer un alto en el cuidado de tus hijos, porque, aunque tengas el apoyo familiar y sobre todo de la pareja, es inevitable que el estar ausente para quienes más amas, traiga consigo un sentimiento de culpa a ratos más fuerte que la propia enfermedad. Lo que te exige la depresión Estar fuera por un tiempo, bajarte del carro, pausa, quietud, silencio, calma. ¿Pero acaso eso es posible en un hogar donde hay niños o adolescentes que poco entienden lo que le pasa a la mamá o al papá? Que de pronto esa figura siempre disponible en amor y cuidados, de un momento a otro se pierde entre una nube negra que pasa por la casa y viene a robarse la alegría y la presencia, que apagó la música, el fuego y quitó los ricos aromas que antes venían de la cocina. Recuerdo de mis momentos de mayor oscuridad no saber cómo explica...
El Paseo de Marc Chagall, 1917. Nos pega una profunda crisis de salud mental y no deja de alarmarme la opinión de los expertos que con sus diagnósticos y cifras nos cuentan que el nivel global de depresión, estrés y ansiedad, sobre todo en nuestros adolescentes es preocupante. Es decir, vivimos con un profundo dolor y no puedo evitar la pregunta... ¿Qué está pasando con el mundo emocional? Me aparece de inmediato la idea que, en gran medida, vivir con dolor se debe a una pérdida del sentido de la vida, darme cuenta de que mi alegría nunca estuvo en lograr objetivos materiales sino en tomar conciencia de lo que necesito, no sólo para lograr comodidades materiales sino vivir en plenitud con mis emociones. Hay relaciones que destruyen y otras que salvan Por eso observo a mi compañero de vida y me hago nuevas preguntas: ¿Qué nos une? ¿Las metas materiales? ¿el sentido de vida o un propósito compartido? Parecen preguntas complejas, pero me doy cuenta de que no lo son tanto, si tomo en cuent...